Aprendizaje Humanista
Según lo plantea Rogers (2003), el alumno desarrollará su aprendizaje cuando llegue a ser significativo y esto sucede cuando se involucra a la persona como totalidad, incluyendo sus procesos afectivos y cognitivos. El aprendizaje es mejor si se promueve como participativo, donde el alumno decide, mueve sus propios recursos y se responsabiliza de lo que va a aprender. También es primordial promover un ambiente de respeto, comprensión y apoyo para los alumnos; por ello sugiere, por parte del profesor, no utilizar recetas estereotipadas sino que actúe de manera innovadora con autenticidad. Enestesentido,losrasgospredominanteseneldocentehumanista,son:(a) ser un maestro interesado en el alumno como persona total, (b) estar abierto a nuevas formas de enseñanza, (c) fomentar el espíritu cooperativo (d) ser auténtico y genuino ante los alumnos, (e) intentar comprender a sus alumnos poniéndoseensulugar(empatía)ysersensibleasuspercepcionesysentimientos,(f)rechazar las posturas autoritarias y egocéntricas y (g) poner a disposición de los alumnos sus conocimientos y experiencias para que cuando lo requieran puedan contar con él. Lo importante de la teoría humanista es el planteamiento de tener siempre presente a los alumnos como seres humanos con sus potencialidades y también con sus limitaciones. La ausencia de esta premisa ha contribuido a deshumanizar la sociedad; por ello se ocultan los valores detrás de acciones violentas, pues dar a conocer la parte humana significa debilidad o cobardía. En consecuencia, el humanismo tiene una gran aplicabilidad educativa, permitiendo a las personas descubrir en sí mismas capacidades que pueden desarrollar y así pensar en el posible sentido de su existencia.
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Otilia Fernández, Petra Luquez y Erika Leal Telos Vol. 12, No. 1 (2010) 63 - 78
Otro representante importante del enfoque humanista es Maslow (2007), que fundamenta su concepto de realización en la satisfacción de las necesidades básicas, considerando que el hombre solo está sano cuando ha llegado a la autorregulación. En ese momento es capaz de valorar la vida, llegar al máximo de su perfección moral, ética, intelectual o de otra índole, dando mayor importancia al ser. Aun cuando surgen críticas en torno a esta teoría, la misma tiene connotaciones válidas, como por ejemplo: a un alumno somnoliento o simplemente con deseos de satisfacer necesidades biológicas, le es difícil concentrarse en las tareas a realizar. Si además, el aula es para él un lugar lleno de amenazas y peligros, lo desestimula no sólo para la integración sino para investigar y participar durante su proceso de aprendizaje. Por otra parte y como complemento de lo antes expresado, es revelador indicar que el humanismo se refiere al estudio y promoción de procesos integrales de la persona, es decir, la personalidad humana es una totalidad que está en continuoprocesodedesarrolloylapersonadebeserestudiadaensucontextointerpersonal y social (Hernández, 2006). Desde el punto de vista humanista, la educación se debe centrar en ayudar a los alumnos a decidir con autonomía lo que quieren llegar a ser. Como antítesis, el autor antes citado menciona que la educación tradicional hace hincapié en la enseñanza directa y rígida, predeterminada por un currículo inflexible y centrado en el profesor. En cambio, la educación humanista es de tipo indirecto, ya que el docenteinducealosalumnoshaciaelaprendizajeimpulsandoypromoviendotodas las exploraciones, experiencias y proyectos que estos inicien o decidan emprender y logren aprendizajes vivenciales con sentido. Al respecto manifiesta Segura (2005: 163): “Para ayudar a descubrir y expresar el mundo interior es necesario que el educador promueva (…) un clima de aceptación y respeto que ayude al niño a satisfacer sus necesidades fisiológicas, la atención, la aceptación y el afecto”.
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