CIUDADANÍA CRITICA
La tarea de formación de ciudadanía compete al Estado, en
tanto garante de impartir educación gratuita, de calidad y de asegurar la
formación de ciudadanos de bien, pero por muchas razones harto conocidas, en
países como Guatemala, sabemos que el Estado no tiene la capacidad ni el
interés de dedicar esfuerzos para ese fin, por tanto, tampoco tiene el
monopolio de esa tarea.
Ciudadanía critica
Una democracia no puede perdurar sin autocrítica. Este ensayo analiza a
esa porción de ciudadanos en México que cuestiona y critica de manera cotidiana
las instituciones, la labor gubernamental y la forma como está funcionando la
democracia. Esta segunda entrega de los resultados de la Encuesta Nacional de
Valores sobre lo que nos Une y Divide a los Mexicanos (envud1), realizada por Banamex y la Fundación
Este País, indaga en la vocación democrática de nuestra sociedad.
Los estudios recientes sobre cultura política en México se han enfocado a
medir, a través de encuestas, el apoyo a la democracia y el grado de
participación política que hay entre los ciudadanos. De esos estudios sabemos
cuántos ciudadanos prefieren la democracia como forma de gobierno (los llamados
“demócratas”), cuántos no (los denominados “autoritarios” y “ambivalentes”) y
cuántos pueden considerarse como políticamente activos (los que toman parte en
los procesos electorales o en diversos ejercicios de consulta o participación
ciudadana) en relación a los que son pasivos (quienes suelen abstenerse de
dicha participación). La práctica de medir las actitudes hacia la democracia
refleja los intereses de los barómetros regionales (como el Latinobarómetro, el
Afrobarómetro o el Asiabarómetro), que se han venido haciendo en varios países
del mundo como resultado de la ola democratizadora que inició en los años
setenta y creció en los ochenta y noventa.
La evidencia acumulada de datos derivados de los barómetros regionales, así
como de la Encuesta Mundial de Valores, ha ilustrado muy bien la evolución de
las actitudes hacia la democracia en distintas sociedades. Sin embargo, en
nuestro país se ha puesto demasiado énfasis en las actitudes de apoyo a la
democracia y menos interés en las actitudes críticas hacia la democracia (en
los ciudadanos que se quejan, exigen o demandan más de esa forma de gobierno).
No obstante, para una democracia resulta saludable contar con una constante
crítica hacia sí misma.
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